viernes, 29 de enero de 2010

No se me antoja el mundo

Debatiendo con un decano acerca de la edad física y la edad mental, yo le aseguraba que pasando los treinta años, la vida por delante era "de bajada" pues los achaques comenzaban a aflorar, él me contestó que todo era mental y que a mi edad debería estarme "comiendo el mundo". Y ciertamente la mente es poderosa, pero... ¿comerse el mundo?, quizá cuando el decano fue joven no se enfrentó a un mundo como el de hoy, donde la competencia es férrea y por lo menos en nuestro país, las influencias y recomendaciones siguen estando por arriba de las aptitudes. Era un mundo en el que las personas podían trabajar para vivir y el salario alcanzaba para mantener hasta dos familias.

El caso es que me quedé pensando en que yo nunca he querido "comerme el mundo"; tengo que confesar que me gustaría tener mi momento de fama, pero simplemente es un pensamiento banal; tengo la suerte de trabajar en lo que me agrada, me esfuerzo por hacer bien lo que me toca hacer y si me da tiempo gusto de trabajar los detalles y con eso me siento feliz, no siento la necesidad de andar por el mundo ambicionando riquezas, pisoteando gente, explotando trabajadores, engañando amigos y cosas así no'mas para ser el "Juan Camaney", dicen que quien ambiciona poco consigue poco, pero también dicen que no es mas rico el que mas tiene, sino el que menos necesita... y en una sociedad capitalista obviamente nos tratan de convencer de que la opulencia es la felicidad. Yo solo quiero vivir/morir lo más dignamente que pueda, desarrollarme interiormente y vivir siempre para ayudar/servir a los demás.

Llámenme conformista, aunque no me conformo, porque siempre busco hacer las cosas cada vez mejor. Llámenme mediocre, aunque todos lo séamos de una u otra manera, hace tiempo que le perdí el miedo a esa palabra, simplemente quiero sentirme satisfecho de mis obras y quiero sentirme tranquilo al saber que hice lo que debí hacer, cuando tuve oportunidad de hacerlo.

A mi edad debo estarme comiendo el mundo, pero la verdad, no se me antoja.

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